Diez pautas para plantearse si una persona debe dejar de conducir

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Según la normativa vigente en España, no hay una edad máxima para dejar de conducir. Y aunque hay muchas personas que están plenamente capacitadas para hacerlo hasta el final de sus días, sin duda el paso de los años o determinadas enfermedades pueden derivar en limitaciones físicas y mentales que aconsejen dejar de ponerse al volante de un vehículo. Por su bien y por el de los demás.

Conforme a los datos que maneja Cleverea, empresa de seguros online para automóviles y motos, en España hay un millón de personas que conducen con edades entre 65 y 69 años, 700.000 aproximadamente de 70 hasta 75 años y unos 500.000 que siguen circulando con más de 76.

Pero no solo es la edad. Hay enfermedades de tipo cardíaco, vasculares, neurológicas, degenerativas, etc. que, se tengan los años que se tengan, pueden hacer poco propicio el hecho de ponerse a los mandos de un vehículo.

La DGT obliga a renovar los permisos de conducir cada diez años con la presentación de certificados médicos, cada cinco a partir de los 65, pero los centros de reconocimiento de conductores pueden exigir, por edad o historial médico, revisiones incluso anuales.

Más allá de esto, la responsabilidad última está en cada persona, pero también en su entorno, y por eso Cleverea alerta de las “señales” o pistas que pueden indicar que algo no va bien en la conducta de quien se pone al volante.

1. Demasiado cláxon

Los conductores maleducados existen, pero si uno tiene la sensación de que aumentan de repente, puede ser que se esté haciendo algo mal repetitivamente sin ser conscientes de ello.

2. Pérdidas en trayectos conocidos

También los jóvenes se pierden, por supuesto, pero en edades avanzadas es más frecuente y puede ser síntoma del comienzo de un deterioro cognitivo aún no diagnosticado. Además, un navegador no siempre soluciona la cuestión, porque con los años resulta más difícil mirar a la vez la pantalla y la carretera.

3. Aumento de los percances

No necesariamente golpes importantes, pero sí pequeños raspones, ligeros choques, sustos… cada vez con mayor frecuencia.

4. Surgen peatones o ciclistas como de la nada

Un aumento en el número de frenazos y ocasiones en las que hay que disculparse en los pasos de cebra con los peatones es síntoma de falta de reflejos y pérdida de visión lateral. Cuidado.

5. Salidas del carril

El esfuerzo de concentrarse en la conducción puede ser tal que, con frecuencia, provoque cansancio y haga que no se circule como es debido por carretera, autopista o ciudad.

6. Estrés en la carretera

Es importante vigilar si acciones tan habituales como tomar una rotonda, salir de ella en el momento oportuno, incorporarse a la vía principal desde un carril de aceleración o tomar un desvío provocan demasiado estrés.

7. Distracciones al volante

El hecho de circular muy despacio o con demasiada rapidez, pasarse desvíos, frenar en el último momento… indica que se va distraído al conducir.

8. Dificultad en el movimiento

Mover el pie entre el freno y el acelerador de forma ralentizada, percibir dolor en el cuello al girar la cabeza para aparcar o sufrir tensión en las manos al agarrar el volante no son síntomas ordinarios.

9. Demasiada inseguridad de noche

Nadie ve igual de noche que de día, pero si la visión nocturna empieza a ser un serio problema para conducir con seguridad, no hay que arriesgarse.

10. Aumento de las multas

Puede ocurrirle a cualquiera y a cualquier edad, pero si coincide con la pérdida de reflejos y con que hemos acumulado más sanciones de lo normal, conviene reflexionar sobre ello.


Source: NoticiasCoches