Los semáforos forman parte del tráfico urbano. Se calcula, a modo de curiosidad, que los conductores pasan una media de 300 horas del tiempo de conducción parados, esperando a que la luz se ponga en verde. Es importante respetar estas señales luminosas de tráfico para evitar accidentes y multas de tráfico.
Visto que pasamos tanto tiempo parados en los semáforos, es de recibo recordar ciertos gestos que muchos conductores tienen como costumbres durante la espera y que son perjudiciales para el vehículo, el flujo del tráfico e incluso la seguridad.
Dejar la marcha metida
Dejar la primera marcha metida y el pie pulsando el pedal del embrague es perjudicial para la mecánica del coche. Este esfuerzo extra que ejercemos sobre el sistema de embrague y de marchas puede acabar dañando el conjunto a la larga.
Apoyar el pie en el embrague
Aunque desembraguemos la marcha, muchos dejamos el pie apoyado en el pedal del embrague para estar listo a pulsarlo cuando el semáforo se pone verde. Esta mínima presión acaba provocando un cierto estrés en el pedal y puede acabar desgastándolo antes de tiempo. Lo mejor es usar el ‘bordillo’ que hay a la izquierda del pedal para descansar el pie.
No respetar la distancia de seguridad
Cuando frenamos detrás de otro vehículo en el semáforo, es importante no pararnos muy cerca de él. Si nos colocamos muy pegados al otro coche corremos el riesgo de que, si el otro conductor levanta el pie del freno por un descuido, nos golpee. Igualmente, podemos tener algún error de cálculo al arrancar y chocar contra el vehículo al salir del semáforo.
Tocar el claxon
No falta nunca ese conductor que, en cuanto el semáforo se pone verde, toca el claxon. Parece que solo él se ha dado cuenta de que ya se puede circular. Utilizar de manera injustificada el claxon del vehículo está sancionado con 80 euros de multa y, además, puede poner nerviosos al resto de conductores, sobre todo si son inexpertos.
Tener una mala postura al volante
No es que nos vayan a multar por ello, pero una mala postura al volante afectará a nuestra manera de conducir, a nuestros reflejos cuando tengamos que reanudar la marcha y a nuestra salud postural. Muchos conductores tienden a relajarse en exceso cuando esperan en un semáforo, lo que aumenta el riesgo de sufrir lesiones en caso de colisión (por ejemplo, si nos golpean por detrás) y reduce la capacidad de reacción al volante ante imprevistos.
Source: NoticiasCoches