Testamos el Ford Mustang California Special, una variante para disfrutar (aún más) de la deportividad

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Si nos ponemos a pensar en grandes deportivos, puede ser que en principio no se nos venga un Mustang a la cabeza. Es algo injusto. Cierto que no es un coche que goce del refinamiento de algunos modelos europeos, pero su concepto, y sobre todo el resultado final, hace que sea uno de los automóviles más apasionantes del mercado.

El Mustang es un coche de gran tradición y alto representante de los “muscle car” americanos desde que nació en 1968. El nombre proviene de una raza de caballo estadounidense (de origen español, por cierto), cuya imagen se ha exportado a todo el planeta gracias al icónico logotipo del modelo de Ford.

Aunque Mustang ha sido la submarca y plataforma elegida por la firma del óvalo para adentrarse en el mundo de los coches eléctricos, con el Mach-E como insigne resultado, también se sigue apostando por las versiones de combustión y ya se ha anunciado una nueva generación para el año próximo.

La estética del Mustang no deja indiferente a nadie. Es un coupé de dos puertas y cuatro plazas que destaca por su largo capó y sus pronunciados pasos de rueda. Llega casi a los 4,8 metros de largo, por 1,91 de ancho y apenas 1,4 de alto.

La denominación California Special no se corresponde con una versión en sí, sino que es un paquete específico con detalles diferenciadores y solo disponible con la carrocería descapotable. Los principales saltan a la vista. La parrilla cuenta con una malla en color negro brillante en el que excepcionalmente no está el logotipo del caballo y sí una inscripción GT/CS en rojo, la misma que se puede ver en los elegantes adhesivos que decoran los laterales y en el escudo redondo de la zaga. Por fuera también llaman la atención las preciosas llantas de 19 pulgadas en gris carbono, las cuales sí lucen el caballo de Mustang en el centro.

Por dentro, este deportivo mantiene el diseño sencillo que lo caracteriza, pero nuevamente hay detalles distintivos como la placa identificativa “California Special” a la derecha del salpicadero, las alfombrillas específicas y, sobre todo, la tapicería de cuero y ante con costuras rojas para los asientos.

Las plazas traseras no son grandes, pero tampoco testimoniales como sucede en otros deportivos “2+2”, de modo que dos adultos, si no son altos y corpulentos, pueden viajar con cierta comodidad. Tampoco es testimonial el maletero, muy profundo y con 408 litros disponibles para la carga esté o no el techo plegado.

Un motor V8 como es tradición

Como la distinción viene de la parte decorativa, no hay cambios en la mecánica de gasolina, que sigue fiel al brioso ocho cilindros en V de cinco litros de cubicaje con 450 caballos de potencia, el mismo que impulsa al Mustang GT convencional.

Con tracción trasera y equipado con diferencial autoblocante, el motor se puede asociar a un cambio manual de seis marchas o a una transmisión automática de diez velocidades, como es el caso de la unidad sometida a prueba.

El puesto de conducción es cómodo gracias a los voluminosos asientos, que además pueden estar calefactados o refrigerados para adaptarse mejor a las condiciones meteorológicas, sobre todo si se va descapotado.

El cuadro de instrumentos es digital (12,3″) y la interfaz cambia si se seleccionan los modos de conducción más deportivos Track y Sport, que se unen al Normal, al preparado para la nieve o la lluvia y al de máxima aceleración.

Para quitar el techo hay que desbloquearlo antes manualmente girando un tirador ovalado en la parte superior central, y en tan solo 15 segundos el coche se transforma en un precioso descapotable. La capota es de lona y aísla bien de la lluvia o el viento, pero no tanto del ruido del motor.

Y es en este apartado, el del sonido, en el que el Mustang destaca sobremanera. Solo con pulsar el botón de puesta en marcha ya se escucha un rumor embriagador que da una idea de su naturaleza, pero además se puede tamizar o potenciar eligiendo entre los modos de escape disponibles: Silencioso, Normal, Deportivo o Circuito.

En ciudad este coche está hecho para avenidas grandes y calles anchas, no tiene excesiva maniobrabilidad. La dureza de la dirección, no obstante, puede ajustarse en tres niveles, con una más suave para entornos urbanos.

Preparados para disfrutar

Con todo este “cóctel” de posibilidades pasamos a la carretera, y es allí donde la progresión casi infinita del V8 atmosférico y su indisimulado rugido nos sobrecoge y encandila. Los 450 caballos se notan desde abajo, pero los 529 Nm de par máximo están disponibles a 4.600 rpm y eso hace que el empuje no tenga fin hasta el cambio de marcha, momento en el que todo vuelve a repetirse. Además, el diferencial autoblocante dirige toda la potencia al suelo sin que ningún caballo se pierda por el camino.

No hay que olvidar en este punto que hablamos de un coche muy prestacional, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 4,4 segundos y alcanzar puntas de 249 km/h.

La transmisión automática también actúa con rapidez en el modo Sport, pero todo se hace más disfrutable optando por el cambio de accionamiento manual a través de las levas del volante.

Si nos vamos a carreteras más reviradas, el coche ya acusa más el tamaño y el peso, aunque con su descomunal potencia no se nota que movemos casi 1.820 kg.

Se apoya con aplomo, pero en curvas cerradas es un coche poco ágil, con el que hay que frenar a tiempo y con determinación (para ello se sirve de discos de gran tamaño firmados por Brembo), pero más aún acelerar cuando el coche está en la posición adecuada, porque como decimos su entrega de potencia es enorme, rápida y desde el eje trasero. También la suspensión trabaja con efectividad, y más si se apoya en el sistema de amortiguación MagneRide opcional disponible para este modelo.

El apartado menos destacable del Mustang está en el consumo, porque un motor de cinco litros atmosférico exige siempre un buen caudal de combustible para su funcionamiento, sobre todo en ciclo urbano y si se le exige al motor. La media homologada por Ford para este modelo está en 11,2 litros a los 100 km, y nosotros obtuvimos un gasto de 13,3 durante nuestro test.

El Ford Mustang California Special tiene un precio de 62.930 euros en el caso de la versión manual y de 65.930 euros en el de la variante con cambio automático probada, lo que se traduce en 2.200 euros más respecto al Mustang GT convencional.

Aunque es un nivel de precio que no está al alcance cualquiera, sí hay que decir que para encontrar un deportivo de tanto potencial y tan apasionante hay que desembolsar bastante más dinero, como es el caso del Audi RS 5 Coupé (109.470 euros), Mercedes-AMG C 63 Coupé (109.273 euros) o el BMW M4 Competition Coupé (119.450 euros), que eso sí son coches premium mucho más avanzados y sofisticados.

FICHA TÉCNICA

Motor: gasolina.

Potencia (kW/CV): 331/450.

Cambio: automático, de 10 velocidades.

Largo (mm): 4.789.

Ancho (mm): 1.916.

Alto (mm): 1.396.

Maletero (litros): 408.

Velocidad máxima (km/h): 249.

De 0 a 100 km/h (seg.): 4,5.

Consumo medio (l/100 km): 11,2.

Emisiones CO2 (gr/km): 268.

Precio (euros): 65.930 euros.


Source: NoticiasCoches