Las averías por despiste más comunes en un coche: del combustible a la batería

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Un buen mantenimiento de tu vehículo te garantiza reducir el número de averías que puede llegar a sufrir considerablemente. El paso del tiempo puede causar un notable deterioro en alguno de los elementos que lo conforman, pero también el interés que pongamos habitualmente en el cuidado de los mismos. En este sentido, muchos de los problemas que puede presentar el coche cuando lo utilizamos se deben a nuestros propios despistes, más allá de los desperfectos que tenga la máquina.

No prestar atención a los testigos del coche, equivocarnos a la hora de poner el combustible cambiando la gasolina por el diésel u olvidarnos de mirar el estado del aceite son solamente algunos fallos que pueden implicar una grave avería en el coche, a corto o largo plazo.

Olvidar cerrar las ventanas

Si el conductor olvida cerrar las ventanas antes de salir del coche, puede provocar la entrada de lluvia, polvo o incluso de ladrones, pero más allá de todo esto, puede averiarse la propia ventanilla. El motor que se encarga de manejar el movimiento puede desgastarse, lo que a su vez puede originar algunos problemas al subir o bajarla.

Dejar las luces encendidas

Un despiste muy habitual es dejarse las luces encendidas. Si se olvida apagar las luces del coche, la batería se descargará rápidamente, lo que dificultará el arranque del motor o lo hará incluso imposible, haciendo necesario el uso de pinzas. Si esta acción se repite en el tiempo, la batería u otros elementos como el alternador podrían verse dañados.

No revisar el nivel de aceite

Mirar el nivel de aceite regularmente es vital para evitar un desgaste prematuro del motor y una posible avería. De la misma manera, conviene cambiarlo completamente cada año o cada 15.000 kilómetros o, si no, cada dos años o 30.000 kilómetros, tal y como advierten desde RACE.

No mirar la presión de los neumáticos

Si los neumáticos no tienen la presión adecuada, se desgastarán más rápidamente y aumentará el consumo de combustible. En este sentido, la principal avería que podría producirse es que la rueda se desinfle o llegue al pinchazo en el peor de los casos, con lo que todo esto implica.

No reemplazar los frenos desgastados

Si el conductor no revisa regularmente los frenos y no los reemplaza cuando están desgastados, puede provocar una disminución en la capacidad de frenado y aumentar el riesgo de accidentes. Por esta razón, antes de llegar a que se estropeen, es importante tener en cuenta de vez en cuando si los frenos chirrían, si el pedal de frenado está blando o si el nivel de líquido de frenos está bajo, entre otras señales.

Abusar del punto muerto

Muchas veces, el estilo de conducción es clave, tanto para el consumo de combustible, como para evitar averías. Sin ir más lejos, hacer uso abusivo del freno motor o circular en punto muerto incrementa el uso de carburante, además de ocasionar fallos en poleas y tensores de correas.

Equivocarse de depósito

Aunque cueste creerlo, hay quienes por despiste echan líquido limpiaparabrisas en del depósito del aceite y viceversa. Un error fatal, en cualquiera de los dos casos, pero todavía más en el primero. Lo mejor si sucede, es no arrancar el coche ni moverlo, hasta recibir ayuda mecánica, puesto que el motor podría quedar completamente inservible.

Gasolina en lugar de diésel

Un despiste más habitual de lo que parece y que puede tener serias consecuencias es repostar gasolina en lugar de diésel. Si no nos hemos dado cuenta de nuestro error y arrancamos, el coche no tardará en darnos señales de que algo no va bien: el motor se pondrá en funcionamiento, pero en cuando la gasolina empiece a circular por el circuito, el coche emitirá ruidos muy poco usuales y, finalmente, se parará.


Source: NoticiasCoches