Conducimos el bZ4X, el primer crossover cien por cien eléctrico de Toyota

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A estas alturas, Toyota no tiene que demostrar nada a nadie, entre otras cosas porque ya lleva haciéndolo 25 años en el campo de la electrificación y además ha explorado y explora más vías alternativas de movilidad. De hecho, ya en 1996 lanzó un RAV4 eléctrico, en un momento en el que el mercado aún no estaba preparado, y un año más tarde comenzó con el Prius y la saga de híbridos autorrecargables, mejorada y potenciada hoy también con las variantes híbridas enchufables.

Quizá alguien piense que su primer modelo cien por cien eléctrico, el primero de su nuevo proyecto de sostenibilidad “beyond Zero” (bZ, “más que cero”), llega con retraso, pero en el contexto industrial y de consumo no lo es, ni mucho menos, y además lo han hecho cuando han considerado que tienen una tecnología avanzada y fiable para ello.

La denominación bZ4X no tiene que ver con el personaje de ninguna saga estelar. Sabiendo ya lo que significa “bZ”, el 4 alude a su tamaño o segmento, en este caso el de los SUV medios con sus 4,69 metros de longitud, y la X hace referencia a su naturaleza de crossover.

Para tener una referencia de las dimensiones de este modelo, hablamos de que es 9,5 cm más largo que un Toyota RAV4, mientras que la altura se ve recortada en 6 cm al ser un crossover.

El bZ4X estrena una plataforma específica para vehículos eléctricos que Toyota ha denominado eTNGA, y el desarrollo del modelo ha ido de la mano de Subaru en un proyecto conjunto y del que esta segunda marca saca también su propia creación, el Solterra.

Fruto de esta plataforma se ha diseñado un chasis en el que se ubica uno o dos motores y una batería fina y plana, de 480 kg de peso equilibradamente repartido, que baja el centro de gravedad del coche 9 cm respecto a un RAV4. Su existencia, además, refuerza notablemente la estructura del vehículo.

Del bZX4 hay dos versiones, una con motor delantero de 150 kW (204 CV) y otra con un propulsor de 80 kW en cada eje que ofrece una potencia final de 218 CV y tracción total X-Mode.

La batería, que es la “joya de la corona” del modelo eléctrico de Toyota y tiene una garantía de fábrica de ocho años, está compuesta por 96 celdas en cuatro módulos, es completamente estanca y permite una autonomía de hasta los 516 kilómetros en el caso de la versión de tracción simple y de 470 en la de cuatro ruedas motrices.

El proceso de recarga eléctrica depende, como siempre, del punto al que se conecte, pasando de los escasos 30 minutos que tarda en un poste de 150 kW –el máximo que admite– a las seis horas y media de uno de 11 kW.

Original en la forma

Descrito el fondo, vamos a hacer referencia a la forma, y esta no puede ser más original desde cualquier ángulo. Con el juego de aristas y volúmenes a los que Toyota nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos, destaca el compacto frontal con luces LED en cuatro módulos y una franja superior para la luz diurna en cada faro. Los pasos de rueda están ensanchados y reforzados en un material y color diferente al de la carrocería, mientras que el perfil es muy afilado y termina con un amplio ángulo de caída del techo.

En cuanto a la trasera, las ópticas en un solo bloque parecen “engancharse” a la carrocería creando un singular efecto, mientras que en la parte superior se ubica un alerón dividido en dos amplias secciones.

Por dentro, gracias a la plataforma y a 2,85 metros de distancia entre ejes, se disfruta de un suelo plano y un metro de distancia entre los asientos delanteros y traseros, además de dejar sitio a un maletero de 452 litros de capacidad.

El diseño del puesto del conductor es también peculiar, con un volante pequeño y un cuadro de instrumentos digital de 7 pulgadas que queda por encima para no desviar excesivamente la vista al consultarlo. Dependiendo de la altura del conductor y la posición del volante, lo cierto es que se puede tapar ligeramente la información, pero no ha sido nuestro caso en la toma de contacto.

En el centro del salpicadero, otro elemento que destaca es la pantalla del sistema multimedia de 12,3 pulgadas en alta resolución, que se ve nítidamente y se maneja con facilidad. La estructura que contiene la pantalla se une haciendo un elegante ángulo a una consola sobreelevada con varios mandos, entre ellos el circular que maneja el cambio automático.

Debajo de la consola hay un amplio espacio abierto para alojar objetos y detrás un cofre para guardar, por ejemplo, la documentación del coche, ya que este modelo no cuenta con la habitual guantera.

Deliciosa conducción

La gama del Toyota bZ4X es muy sencilla, ya que contempla las dos mencionadas mecánicas de 204 y 218 CV y también dos acabados, Advance y Style Plus, de los que más adelante daremos algunos detalles.

Ambas mecánicas aportan unas prestaciones bastante interesantes, con una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 7,5 segundos la primera y de 6,9 la segunda, siempre con una velocidad máxima limitada a 160 km/h.

Nosotros hemos podido conducir el bZ4X Style Plus de tracción total por la ciudad y alrededores de Copenhague con ocasión de la presentación internacional. Como es habitual en los vehículos eléctricos, el silencio y la suavidad de marcha, junto a una buena maniobrabilidad destacan en las zonas más urbanas, mientras que fuera de ella exhibe, si se quiere, un enorme empuje en el mismo instante que se pisa el acelerador con decisión.

Estamos ante una versión que pesa 2.065 kg, pero en su dinámica no se aprecia. De hecho, sucede casi todo lo contrario por lo bien repartido que está y el bajo centro de gravedad. En las curvas cerradas se asienta con aplomo, y la dirección, suave y progresiva, facilita la conducción.

Este modelo goza de frenada regenerativa, y se puede potenciar con la función “One pedal” que se activa en la consola y que hace que se usen y desgasten menos los frenos al retener el coche con mayor intensidad.

Otro aspecto destacable de esta versión es su avanzado sistema de tracción total X-Mode, que se sirve del trabajo y control de los dos motores eléctricos que incorpora para aportar la fuerza necesaria a cada rueda. Incluye la función “Grip Control”, que puede ajustar velocidades fijas de ascenso y descenso en pendientes pronunciadas dejando al conductor que se concentre únicamente en el volante. Desde luego actúa con una sorprendente pulcritud. Además, este bZ4X permite una profundidad de vadeo de 50 cm, de modo que, con todo, su desempeño fuera del asfalto es bastante interesante.

De momento, solo por renting

Toyota tiene claro que el modelo de negocio está cambiando y que cada vez se apoya menos en la propiedad del coche. El nuevo bZ4X ya se ha empezado a comercializar mediante reservas y solo por renting, para empezar con las primeras entregas a finales de año.

La fórmula elegida por Toyota se apoya en su propia financiera, Kinto One, y las cuotas mensuales arrancan en los 599 euros al mes en el caso de bZ4X de tracción delantera en acabado Advance, con una entrada de 3.914 euros.

Respecto al equipamiento, lo cierto es que el Advance ya cuenta con elementos interesantes como faros de doble LED, cristales traseros oscurecidos, portón trasero con apertura y cierre motorizados, sistema multimedia de 12,3 pulgadas, tapicería de tela y cuero sintético, cargador inalámbrico de smartphones y sensores de aparcamiento.

El Style Plus añade a ello, por ejemplo, llantas de 20 pulgadas, faros multi-LED, pintura bitono y techo panorámico, además de un mayor número de asistentes de conducción del amplio repertorio de seguridad de Toyota, que ha mejorado y ampliado sus funciones y las ha integrado en lo que ahora denomina paquete Toyota Assist.


Source: NoticiasCoches